martes, 15 de septiembre de 2009

Legión, de Salvador Sanz


El Apocalipsis, el día del juicio final, es una de las temáticas más utilizadas por la historieta, el cine y la literatura de ciencia ficción y fantasía. Autores varios dedicaron sus obras a esto, un final, donde la humanidad se termine de hundir a si misma.

Existen dos Apocalipsis diferentes. Por un lado está el final donde la tecnología y el hombre en general hicieron estragos en el mundo y se terminan destruyendo, sea mediante guerras, o mediante la misma naturaleza que se revela en contra del ser humano que la viene destruyendo.

Por otro lado está la versión más bíblica, donde Dios termina el ciclo del ser humano. Obviamente, no todos los escritores creen en la existencia de Dios, por lo tanto muchas veces los que aparecen en la Tierra para terminar el auge del hombre son seres diferentes, venidos de otros planetas, u otros planos.

Este es el caso de Legión, una historieta de Salvador Sanz, un genial dibujante y guionista argentino. Su novela gráfica fue publicada por editorial Ivrea, en Argentina y en España. Sanz había publicado en la revista de historietas Catzole! con anterioridad, donde había publicado a lo largo de los años su historieta Desfigurado, que hace recordar en muchas cosas a la película Matrix, lo genial es que fue publicada antes del estreno de la película.

Dentro del mundo del comic, Sanz también está, hoy en día, publicando una novela gráfica llamada Nocturno en la revista Fierro, que tiene el mismo estilo que las revistas de historietas europeas del estilo de la Metal Hurlant y la Cimoc. Nocturno, que se está preparando para ser publicada el año que viene por Ivrea, trata sobre un hechicero llamado Ciempiés que hechiza a varias personas en un espectáculo, ellos luego sufren ciertas metamorfosis, transformándose en una especie de pájaros gigantes. Léanla, porque lo más interesante de Nocturno es la atmósfera que se genera.

El secreto para realizar este tipo de relatos fantásticos es que el hecho, sea maravilloso o de horror, debe surgir en una realidad cotidiana. Por eso, siempre que leo las historietas, tengo la necesidad de compararlo con las de Oesterheld. El Eternauta cuenta la historia de una invasión extraterrestre en Buenos Aires, y hay una exacerbación de la cotidianidad de la ciudad. Incluso, el relato comienza cuando el Eternauta, un personaje extraño se materializa en el estudio de Oesterheld y le cuenta la historia. Esto que acabo de explicar no es otra cosa que el concepto del relato Fantástico.


Legión comienza con una noticia en la televisión: la joven pintora Azul Cobalto ha realizado un descubrimiento que de la noche a la mañana la ha catapultado a la fama: ha creado un nuevo color: el ultramar. La escena del noticiero es vista por Félix, un joven músico de rock, y su madre. Extrañados miran la pantalla y discuten si se trata de un celeste, un violeta cálido o un amarillo frío. Félix le dice a la madre que así lo ven porque está en la tele, y se quedan pensando qué vería un daltónico allí.

Luego, en la muestra de la obra, vemos que el cuadro que Azul Cobalto había pintado muestra una especie de estructura en forma de torre. Allí conoce a Alicia Parodi, una escultora que viene a felicitarla por la pintura y le comenta algo extraño: ella misma había hecho una escultura con la misma estructura, aunque nunca se habían conocido ni habían visto ninguna la obra de la otra.

Félix se tenía que juntar en la casa de unos amigos a ensayar las canciones de la banda. Pero no están sus amigos, entonces comienza a tocar solo. Félix comienza a tocar y sigue tocando. En un momento uno de sus amigos abre la puerta y lo frena desesperadamente, para decirle que lo anduvieron buscando desde el día anterior. Félix había estado toda la noche tocando, sin darse cuenta. Su amigo abre la ventana para mostrarle lo que está pasando afuera. El cielo está Negro, y las manos de Félix sangran de tanto tocar.

Azul, en su casa ve en el noticiero que sobre la ciudad de Mar del Plata, en la costa de la provincia de Buenos Aires, hay una enorme nube con forma de cara, absolutamente negra. Pero lo más increíble todavía no sucedió: del cielo comienza a llover Sangre.

Así es como comienza todo. Nadie sabe lo que está pasando, la gente está corriendo por las calles, para terminar muriendo, aunque nadie sabe qué es lo que está matándolos a todos. Otro joven sale de su edificio utilizando las escaleras, porque no hay electricidad para usar el ascenso, y ve que en la puerta hay unas enormes bolsas llenas de cráneos humanos cercenados. En otras bolsas hay piernas, en otras, brazos. Y por las calles pasan unas orugas gigantescas con unos altos jinetes, arrastrando las bolsas, como si se tratara del camión basurero.

El caos comienza, la gente corre, la policía ataca todo lo que ve, sin saber quiénes son los extraños invasores, hasta que se los presenta: son unos altos seres con el cuerpo cubierto con armaduras hechas con huesos humanos, lenguas, cueros de gatos y cabezas de perros, están armados con hachas y mazos, y montan en unos caballos monstruosos, con cuernos enormes.

4 de los sobrevivientes a la masacre se refugian en un tanque de agua hasta el amanecer. Cuando salen, ven que en la ciudad está creciendo un enorme edificio: el mismo del cuadro de Azul.

Los cuatro chicos, entre ellos Azul y Félix, logran escapar de muchas amenazas. Uno muere a manos de uno de estos seres. Pero finalmente son apresados y terminan en la torre, donde Azul es coronada con una corona hecha con sus propios brazos, y brotan de sus ojos lágrimas de Ultramar.

La Legión actuó, y destruyó todo, y dejó a unos pocos elegidos vivos, los que abrieron el portal para la entrada al mundo para estos seres: Félix y Azul. En la escena final, uno de estos seres le acerca una guitarra a Félix. Las últimas palabras del cómic son estas: Con el arte siempre se buscó trascender fronteras. Yo había trascendido las fronteras de la cordura, y la legión me había oído… y querían escuchar más.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Chances, de Horacio Altuna


Horacio Altuna es un historietista nacido en la provincia de Córdoba de Argentina. Creció profesionalmente en Buenos Aires, pero su carrera echó vuelo en Europa, donde maduró como artista integral. Había realizado grandes obras haciendo dupla con uno de los mejores guionistas argentinos, Carlos Trillo. Entre ellas se puede nombrar la genial obra El último Recreo, en la que una bomba explota en la ciudad, y se esparce una sustancia radioactiva que mata a todos los adultos, dejando a los niños solos librados al destino y a su propia capacidad para el orden.
Altuna llegó a la cúspide de su carrera luego de 1983 cuando se dedicó a la historieta integral, dejando de lado las duplas y trabajar tanto en guión como dibujo él solo. En este estilo trabajó en su genial Ficcionario, obra de la que ya hablaremos en otro post. Y también realizó una tira diaria para el periódico Clarín en Buenos Aires.

La última página del diario Clarín fue hogar de geniales historietas, y durante más de tres décadas tuvo su lugar la historieta de temática adulta. En 1975 apareció El Loco Chávez, sobre un periodista y fotógrafo. El guión era de Trillo y el dibujo de Altuna. Salió por última vez en 1987, con su despedida, cuando el personaje emigraba a España.

Luego apareció El Negro Blanco, con guión de Trillo y dibujos de Ernesto García Seijas. Esta historieta también tenía que ver un periodista. Ambas tiras tenían una marcada catarsis de los autores y se puede notar que son un tanto autobiográficas. Esta segunda historieta trata sobre Roberto Blanco, un chanta argentino, un seductor, simpático y entrador. Se publicó desde 1987 hasta 1993.

Altuna volvió al género de enredos adultos para la tira de la última página del Clarín en 1994, con su historieta El Nene Montanaro, un chanta, mujeriego y desempleado. Un hombre que sufre por la crisis de su país y no hace nada por mejorarlo. Terminó en 2002. Las tres historietas tienen en común además de personajes entradores, mujeriegos y bien argentinos, el amor perdido. Los tres están perdidamente enamorados de una mujer que no pueden recuperar.

Chances, el Cyberpunk de Altuna

La catástrofe ya había sido muy importante en El Último Recreo. Esta vez el artista se sumerge por completo en el género cyberpunk, donde las grandes ciudades del futuro encierran una terrible soledad. En este género siempre están presentes las grandes penas del hombre, los grandes flagelos atorando las calles demasiado transitadas.

Riff es un adolescente. Se escapó de su hogar, sabe que lo vienen siguiendo. La policía tiene su foto y recorre las calles durante meses tratando de identificarlo. Pero Riff no es un joven común, su hogar no es una casa como las demás. Él fue creado mediante una nueva técnica de clonación por una gran corporación con fines muy oscuros.

La empresa se dedica a realizar clones para los hombres más ricos del mundo. El perverso fin de esta compañía es criar a los niños y mantenerlos encerrados durante toda su vida. Existen como bolsas de sangre, están esperando que el hombre rico y poderoso que los mandó fabricar sufra un ataque o tenga algún grave problema de salud y necesite que se le transplante un órgano.

Lo más siniestro es que estos niños que son criados para morir, como si fueran ganado, son criados como otros niños. Si, en soledad, pero se les enseña muchas cosas, como si los conocimientos que se les inculcan fueran a serles útiles en algún momento.

Riff logró fugarse. Es un joven virgen. No solo en el sentido sexual, sino que su mente no está corrompida por el mundo exterior. No conoce los males del mundo. No conoce la calle, las drogas, la violencia. Deberá experimentarlo todo a las corridas, y a la fuerza.

Caminará por las calles y verá las escenas más horribles y extrañas que se pueden dar en una gran ciudad. En una acera ve como un hombre y una mujer fornican, en el suelo, siendo observados por una gran muchedumbre en círculo. Él mira asombrado pero es echado por un hombre que le dice que si no paga no puede ver.

Momentos después un drogadicto se intenta suicidar, la gente se reúne a su alrededor pidiendo a gritos que alguien llame a emergencias. La policía llega y ayudan al joven. Riff ve que los policías lo reconocen y sale corriendo, junto con otro chico que también estaba metido en problemas legales. Se llamaba Lobo, y se hicieron amigos.

Muchos ayudaron a Riff, otros no tanto. Fue a ver a Marco, un hombre que lideraba un grupo político revolucionario juvenil. Pero el hombre estaba sentado masturbándose mirando videos eróticos cuando Riff entró por la ventana. Lo escuchó y le dijo que no podía ayudarlo, que él ya planteó sus ideas, que ahora ya nada dependía de él. “di mi mensaje de lucha… por la libertad… eso sirve, ¿entiendes? Ahora cada cual tiene… tiene que luchar por lo suyo”.

Riff conoció putas, viejos sabios, curas. Todas personas que vivieron una vida que eligieron para salvarse de la mierda que iba tapando la ciudad. Pero lo peor está en las venas más profundas de la ciudad. El problema más grande de la calle es la droga. Los más jóvenes se atiborran la sangre de heroína, para salvarse de ver el mundo real.

Las idas y vueltas de la vida llevaron a Riff a inyectarse. Pronto la droga lo llevó al hurto, comenzó a caminar por las calles con una navaja en el bolsillo y asaltar personas para robarles el dinero, que gastaría en heroína.

Lobo le propone un trabajo, cuando llegan allí se les dice que se trata de una película pornográfica. Pero la perversión más grande se dio en ese cuarto. El hombre que los iba a contratar les dijo Una vez que empezás es fácil, vas a ver, hasta le encontrarás el gusto. Imaginate, unos polvazos con estas chicas, y por lo demás te daremos algo que te pondrá como una moto. Lo demás está chupado, pibe. No vas a tener resistencia. Están todas drogadas, responden solo al placer. Y ni se enterarán de lo que les vas a hacer, te iremos diciendo cómo… proceder. Tendrás las navajas a mano. Tiene que haber mucha sangre, las cámaras de video ocultas grabarán todo… primero las degollarás para que… ¡eh, no te vayas, que te quedás sin tu dosis!” Riff salió de allí mientras le hablaban con el estómago revuelto.

El quiebre lo da cuando por fin termina realizando un trabajo terrible, robando unos cuerpos de la morgue para un tipo que le dijo que se podían vender bien. Tras hacerlo, Riff se tiró en el pórtico de una casa angustiado. Despertó con los golpes de la policía.

Fue devuelto a la empresa, donde fue procesado. La escena final muestra a los operarios de las computadoras con los datos de los clones, hablando del caso.

-“Pobre viejo, estaba muy mal, hacía ocho meses que necesitaba los transplantes. Pero el pibe se había escapado. Pobre viejo, tuvo que esperar ¿vos crees que después de la operación se le pasará?
-¿Así que te compraste el depto en la costa?
-Si, me empeñé algo pero sabes que sin sacrificios…
-mientras lo hagas trabajando, honestamente, ¿quién puede decirte nada?
•Computadora: ATENCIÓN, espécimen clonado Riff desvitalizado, estado postoperatorio del paciente que lo clonó en evolución satisfactoria. Chequéen ordenador. Procedan a desidentificación.
-Adiós Riff”

(y los datos de Riff se borraron de la computadora)