jueves, 6 de agosto de 2009

El Asco - Diego Agrimbau y Dante Ginevra


Por fin llegó a mis manos una versión en papel de una de las mejores historietas argentinas publicadas vía web. Estoy hablando de El Asco.


El Asco es una historieta grotesca y llena de imágenes desagradables, llena de dolor, de una angustia enloquecedora. Llena de personajes oscuros y tristes, pero a su vez llena de esperanza.

Fue publicada en el blog Historietas Reales entre enero de 2005 y mayo de 2007. Se publicaba una página por semana. Historietas Reales, para el que no la conozca es una página web donde muchos artistas de la historieta tienen el espacio para publicar periódicamente sus obras.


El Asco es una obra de dos grandes artistas, a mi parecer: Diego Agrimbau, responsable del magnífico, lúgubre y cíclico guión (digo esto porque es un guión circular, pero más adelante me detendré más en esto); y Dante Ginevra, responsable de los dibujos, que dan el marco perfecto para esta historia.

El tratamiento estético con el que está trabajada esta historieta es fantástico. Está realizada a tres colores: blanco, negro y verde.

Agrimbau-Ginevra es una dupla actualmente publicada en HR, con su historieta Camping. Obviamente volveremos a hablar de esta historieta cuando el tiempo pase y llegue a su totalidad.


El Asco cuenta historias de barrio, historias de desesperación y depresión. Es la historia de Daniel, un hombre de 29 años que sufrió un accidente automovilístico y quedo inválido y con una pierna deformada. Daniel se considera un hombre feo, se considera una mierda de persona y disfruta autoflajelandose moralmente mientras se masturba con un agujero en un sillón observando a la chica ciega que vive en el edificio de enfrente, Nati.

Natalia tampoco nació con su invalidez, perdió la vista de grande. Ambos personajes cruzan sus rumbos en la carnicería Don Clemente, en el barrio de Almagro, donde la dueña le roba a la ciega pesando mal la carne picada.


Cada vez que Daniel veía a Nati en la calle pasaba a su lado mirando fijamente sus pechos, sintiéndose una mala persona y regodeándose en su miseria. Pero aquel día se rompió el hielo, Daniel salió atrás de ella para decirle lo que hacía la carnicera, sin embargo ella lo sabía. Esa noche se iba a dar una gran fiesta vecinal para festejar el Carnaval.


En la fiesta se encontraron, charlaron, comieron empanadas y bebieron mucha cerveza. En un momento de silencio incomodo ella se levantó y el sintió que todas las esperanzas se esfumaban, pero ella volvió con dos botellas de licor que se había robado de una mesa.

Para que nadie los descubriera con las manos en la masa, o mejor dicho en la botella, fueron a beberlas a casa de ella. Se contaron de sus vidas, sus sueños, sus hobbies. Daniel evitó hablar del accidente y ocultó el hecho de que tenía una deformación en la pierna y problemas para caminar. Lo ocultaba ingenuamente, ya que, como diría Natalia, es ciega pero no boluda.


Bebieron y bebieron, el le contó que siempre había querido ser dibujante pero que se dedicó a estudiar bioquímica, aunque ya no le interesaba después de haber cursado varios años de la carrera. Ocultó también el hecho de que hace más de 6 meses que no pisaba la facultad. Ella le pidió que le hiciera un dibujo y que ella adivinaría qué era, entre tantos otros jueguitos histéricos simpáticos. El agarró el papel y le dibujó un pene y escribió “Te quiero coger ciega de mierda”. En ese momento Nati empezó a marearse y terminó vomitando y desmayándose con la cabeza contra el piso, enchastrada en su propio vómito.


Daniel, metido en su propio mundo, buscando un lugar pacífico en su cabeza, trató de ignorar la situación, por cobardía. Finalmente, luego de varios minutos, sabiendo que su tardanza podría costarle la vida a Nati, llamó a emergencias. Los médicos llegaron y le aplicaron una inyección.

Unas horas después la muchacha recobró el conocimiento y se enteró de lo sucedido. Daniel tomó su bastón y dijo que se iba, pero ella lo pidió que se quedara a comer. Mientras ella cocinaba, Daniel fue a llorar al baño, cuando regresó Nati dormía profundamente en el sillón. La tomó en brazos, tratando de ser caballero y llevarla a su cama, pero en el trayecto, entre tambaleos, la pierna le falló. En ese momento ella despertó. Y lo invitó a quedarse a dormir en la cama plegable que tenía debajo de la suya. A mitad de la noche Nati se levanto y se pasó a la cama de él.

Daniel entró en pánico, no sabía que debía hacer, finalmente tomó coraje y le dio un beso a la bella durmiente, que se despertó, sonrió y volvió a su propio colchón.

Comenzaron a salir juntos, se divertían mucho durante el día y a la noche siempre Nati le pedía que se quedara a dormir. Siempre reprimiendo el acto sexual, del que ni siquiera hablaban.


Una noche, Daniel salió al pasillo a tomar aire, y allí se dio una de las escenas más bizarras de toda la historieta. Una vecina de Nati se sentó en las escaleras junto a él para mostrarle su lindo gatito, de nombre Rotundo. La mujer tomó al gato con una mano y con la otra levantó su pollera y obligó al gato a meterse en su vagina. En ese momento se escuchó la voz del padre de la mujer en el pasillo. Ella se fue, y el hombre se presentó y charlaron un rato sobre Natalia. El hombre se presentó como Rotundo Tarija.


Un día Daniel y Nati caminaban por la calle tomando una cerveza, ella le propuso un jueguito, correr con los ojos cerrados, dijo que cuando era chica le encantaba ese juego. Empezaron a correr, y obviamente Daniel quedó en evidencia de su discapacidad al quedar varios metros atrás caído en el piso. Pero el shock de haber sido descubierto no duró mucho, ya que en ese instante un auto golpeó a Nati. La joven se levantó al momento riéndose.

Fueron a tomar un café y ahí Nati le pidió que le contara qué le pasaba en la pierna.


Daniel le contó, entonces. Aquí hago un alto en la historia para hablar un poco de la circularidad del guión. Cuando somos chicos nos dicen que una historia tiene un principio, un nudo y un desenlace. Ahora de grandes sabemos que no es siempre así. En este caso si es cierta esa afirmación. La historieta comienza con un sueño de Daniel en el que se le aparecen muchas imágenes de su accidente en la ruta cuando viajaba de su Mar del Plata natal a Buenos Aires. El guión tiene su empujón, su patada inicial de nudo cuando ellos hablan por primera vez, y del desenlace todavía no voy a hablar. Es un guión circular, en el que la historia se centra en los cambios que se dan en la vida de los personajes que cambian a lo largo del tiempo transcurrido, esto es porque es una novela gráfica clásica en su estructura.


Retomando, Daniel le cuenta a Nati su historia y hablan sobre los avances médicos y las operaciones que ambos deberían hacerse. Ella está esperando un donante para transplantarse las corneas. Él no espera nada, porque prefiere seguir sufriendo y tapándose de angustias y soledad; y no afrontar una nueva operación.

Esa noche, finalmente, hacen el amor. Ella le explica que quiere hacerlo antes de poder verlo, consiguieron un donante. Entonces Daniel debe dejar todas sus pesadillas y su mundo interno, y dejar que ella conozca su cuerpo deformado, temiendo siempre el peor de los rechazos.


La vida es diferente ahora, hay amor, hay alegría. Pero hay algo que falta, algo que Daniel No soporta haber perdido: la angustia, ya no puede llorar, ya no sufre, tampoco puede dormir.

El día que Nati volvería del hospital con sus ojos mejorados, él recordó que le había pedido que le regara las plantas, cosa que había olvidado por completo. Camino a casa de Nati, Daniel se encontró con Paulina, la hija de Rotundo Tarija, que le pidió que revisara a su gato, porque el animal estaba muy mal. A ella también se la veía muy desmejorada. La mujer aseguró que el gatito tenía frío, pero que ya no quería entrar más.

La desagradable mujer entró con él en casa de Nati, y se sentó en el sillón y le pidió que le hiciera lo mismo que le hacía a Nati. Daniel, sin saber porqué lo hacía, pero lo hizo, tuvieron relaciones sexuales, llegó al orgasmo, pero no hubo semen, solo llanto.


En ese momento entró Nati, con los ojos vendados. Paulina se fue, sin hacer el más mínimo ruido, nunca más volvieron a saber de ella, ni de su padre. El final de la historieta es tres años después. Nati y Daniel viven juntos, él se operó, ya no es un ser lastimero, sino un hombre. Desayunan en familia, con su hijo, y su gato, Rotundo. Algo le falta a Daniel: La Angustia, el asco por si mismo. En su viejo departamento, que está abandonado, en el edificio de enfrente, vemos al gato subir al sillón y meter la cabeza en el agujero. Fin


Como dijo Fernando Ariel García en una nota que leí en internet: “Podría decir que El Asco es como una calesita que da vueltas sobre un mismo eje, la imposibilidad de superar la insatisfacción de ser uno mismo, el mismo lugar, aunque nos engañemos con cierta sensación de movimiento, de avance.”


Editorial Domus es la responsable de la edición en papel de esta genial historieta. así como tambiém de otros títulos publicados en HR, entre ellos Los Resortes Simbólicos, obra de la que algún día hablaremos también.


En 2007 Domus recibió el premio Papa Fina a la "Mejor Edición de Historieta Argentina Actual (Drama)", entregtado por la revista Comiqueando, basada en la votación de los lectores.